ANTONIO HURTADO Y EL COMBATE NAVAL DE IQUIQUE
24/05/1879COMBATE NAVAL DE ANGAMOS
08/10/187910 de julio de 1879.
Después de los gloriosos eventos que inmortalizaron el nombre de Arturo Prat y la corbeta “Esmeralda” el 21 de mayo de 1879, Iquique volvió a ser el escenario de otro combate naval el 10 de julio del mismo año. Bajo el resguardo de la oscuridad de la madrugada y aprovechando la ausencia del resto de la escuadra chilena, el monitor “Huáscar” volvió al puerto norteño con la intención de hundir la corbeta “Abtao”. Pero a su llegada encontró la bahía vacía y, poco tiempo después, fue confrontado por transporte comercial “Matías Cousiño” y la corbeta cañonera “Magallanes”, entablándose un enfrentamiento de corta duración, ardua intensidad y profundas ramificaciones.
Fondeando en el entonces puerto peruano de Arica el 9 de julio, el capitán de navío Miguel Grau fue informado directamente por el presidente Ignacio Prado de la distribución de la fuerza marítima enemiga y de los últimos avistamientos de cada uno de sus componentes. En esta reunión el llamado “Caballero de los Mares” se enteró que cada noche el bloqueo del puerto de Iquique era abandonado por la escuadra chilena y que, en aquel preciso momento, la corbeta “Abtao” era la única embarcación presente en la bahía, completamente indefensa mientras se estaban realizando sus reparaciones. Decidido a aprovechar esta oportunidad y así ordenado por el mismo presidente Prado, el “Huáscar” se dirigió de nuevo a las costas de Iquique para cobrarle una nueva baja a la causa chilena[1] .
Si bien la inteligencia militar peruana fue acertada, para el momento en que se realizó la reunión ya se hallaba obsoleta. Los constantes ataques sorpresivos de lanchas torpederas provenientes de la costa pusieron en guardia a los navíos chilenos[2] y la tripulación del “Abtao” adelantó sus reparaciones, prudentemente retirándose a la altamar una vez terminados[3] .
El Huáscar llegó a la costa de Iquique a las 0:45 am del 10 de julio, no logrando encontrar ninguna embarcación enemiga en su rada. Enviando una partida de reconocimiento al poblado, Grau se enteró de los últimos movimientos marítimos en el sector y decidió probar su suerte en la caza de algún navío chileno solitario. Su paciencia se vio recompensada cerca de dos horas después de su llegada, avistando el vigía del “Huáscar” al transporte “Matías Cousiño”, un buque comercial incorporado a la escuadra chilena, a 10 millas de Iquique[4] .
Después de un momento de deliberación, el capitán Grau decidió hundir el buque enemigo en vez de capturarlo y, haciéndole honor a su sobrenombre, le comunicó previamente por altavoz a la tripulación del transporte enemigo que evacuara la embarcación[5] . Ajustándose a las instrucciones de su casa propietaria, el buque chileno se negó a rendirse y emprendió la huida. La intención de Augusto Castelton, capitán del navío, era distraer al “Huáscar” el tiempo suficiente para que lograrán llegar refuerzos vecinos, pensando principalmente en la fragata blindada “Cochrane” o en la corbeta cañonera “Magallanes”.
Realizando una serie de maniobras evasivas y recibiendo serios daños en el casco de la embarcación a su cargo, las esperanzas del capitán Castelton pronto se vieron correspondidas. La cañonera “Magallanes”, bajo el mando del joven marino Juan José Latorre, fue alertada por el sonido de las detonaciones y logró llegar oportunamente al campo de batalla, determinado a encarar al “Huáscar” el tiempo que fuera necesario para defender al “Matías Cousiño” y esperar el resguardo del “Cochrane”. Simultáneamente, el “Huáscar” se aprestó para enfrentarse al nuevo contrincante.
El enfrentamiento entre estas dos naves marinas, comandadas por los hombres que se volverían a enfrentar en el Combate de Angamos del 8 de octubre de 1879, apenas duró media hora, desplegando ambos bandos una gran habilidad y maestría en su proceder. Estando muy cerca los combatientes entre sí para emplear su artillería principal y mostrándose ineficiente el fuego de fusil proveniente de su cubierta, el “Huáscar” enfocó sus esfuerzos en hundir la “Magallanes” con la embestida de su espolón. Dicho barco respondió con una serie de medidas evasivas exitosas y una nutrida carga de artillería menos triunfante, logrando el blindaje del “Huáscar” resistir un impacto directo de 115 libras proveniente de la “Magallanes”[6] .
Así se mantuvo la situación hasta la llegada del blindado “Cochrane”, enterado del combate por el sonido del continuo cañoneo y las bengalas disparadas desde el “Magallanes”. Viéndose sobrepasado en número y sabedor que no podía enfrentarse directamente al “Cochrane”, el capitán Grau ordenó la retirada hacia el norte. El “Huáscar” fue perseguido por la “Magallanes” y el “Cochrane” hasta la 11:00 am a la altura de Pisagua, en dónde la velocidad del monitor logró sobrepasar definitivamente el lento avance del pesado blindado[7] .
Si bien el combate no tuvo consecuencias tácticas o materiales inmediatas, las repercusiones se hicieron sentir en ambos bandos. La gran capacidad del capitán Miguel Grau se vio profundamente difundida y el congreso peruano solicitó su promoción al grado de contralmirante por los eventos sucedidos en Iquique. Mientras tanto, la habilidad de una sola nave peruana para poner en jaque a la escuadra entera desprestigió al almirantazgo chileno frente a las autoridades gubernamentales y el público chileno en general. Esto contribuyó a los llamamientos para destituir a la anticuada jerarquía marina e integrar nueva sangre en la campaña naval, destacándose en esos llamamientos Juan José Latorre por su encuentro con el “Huáscar”. Esto terminó por finalmente impulsar su nombramiento a capitán del blindado “Cochrane”.
Por
José Miguel Olivares
Lic. en Historia UANDES
Academia de Historia Militar.
BIBLIOGRAFÍA:
Vicuña Mackenna, Benjamín; Historia de la Campaña de Tarapacá – Tomo II; Rafael Jover (Editor); Imprenta Cervantes; Santiago de Chile; 1880.
Bulnes, Gonzalo; Guerra del Pacífico – Tomo I: De Antofagasta a Tarapacá; Sociedad Imprenta y Litografía Universo; Valparaíso, Chile; 1911.
NOTAS AL PIE:
1. Bulnes, Gonzalo; Guerra del Pacífico – Tomo I: De Antofagasta a Tarapacá; Sociedad Imprenta y Litografía Universo; Valparaíso, Chile; 1911; pp. 377- 378.
2. Vicuña Mackenna, Benjamín; Historia de la Campaña de Tarapacá – Tomo II; Rafael Jover (Editor); Imprenta Cervantes; Santiago de Chile; 1880; p. 112.
3. Bulnes, G.; Op. cit.; p. 378.
4. Bulnes, G.; Ibíd.; p. 379, y Vicuña Mackenna, B.; Op .cit.; p. 114.
5. Bulnes, G.; Op. cit., y Vicuña Mackenna, B.; Ibíd.; p. 115.
6. Bulnes, G.; Op. cit.; pp. 379-380.
7. Vicuña Mackenna, B.; Op. cit.; pp. 122-123.
1 Comment
Los felicito, es muy confortante leer parte de la historia y valentía de nuestros héroes de 1879 al 1884.