PRESENTACIÓN DE LA OBRA “1973. CAUSAS DE UNA DECISIÓN”
04/01/2024Palabras de Sergio Muñoz Riveros en la presentación del libro “1973/Causas de una decisión”.
10/01/2024A cincuenta años del 11 de septiembre de 1973, ha surgido una amplia literatura en torno a una fecha que aún divide a los chilenos. El libro que presentamos es uno más que reflexiona acerca de la decisión que tomaron los altos mandos de las fuerzas armadas al asumir el gobierno de Chile. Tiene la singular característica de haber sido escrito por un general en retiro del Ejército, quien, si no me equivoco, es el único uniformado que se ha atrevido a enfrentar esta tarea con motivo de cumplirse cincuenta años de los hechos a los que se refiere.
Nuestro autor podría definirse como un "militar de tomo y lomo", utilizando ese antiguo término de nuestro idioma español, que mutó desde significar un gran libro, a una persona a cabalidad. "De tomo" porque no es el primer López en el Ejército ni será el último. Podríamos rastrear hasta diez generaciones de su familia en las fuerzas armadas, donde abundan generales y almirantes. La influencia de ellos es, sin lugar a dudas, parte de la impronta militar del autor. En 1973, era cadete de la Escuela Militar, marcando el inicio de una promisoria carrera que lo llevó hasta el generalato. A lo largo de su carrera, ocupó diversas destinaciones que le permitieron conocer Chile y su institución en profundidad. Eligió el arma de artillería, "la del brazo largo por el alcance de sus cañones". Además de los cursos realizados en Chile, participó en otros en Sudáfrica y en el Reino Unido, los cuales le abrieron importantes perspectivas y mejoraron su "british accent". Posteriormente, formó parte de la misión de Chile en las Naciones Unidas en Nueva York, una oportunidad única para entender mejor el mundo. Si bien sus experiencias en el extranjero fueron notables, también lo fueron en Chile, donde tuvo la oportunidad de conocer de cerca el mundo político como Jefe de Gabinete de dos ministros de defensa y como Subjefe del Estado Mayor de la Defensa. Más tarde, fue Comandante en Jefe de la guarnición de Santiago, con las importantes responsabilidades políticas y militares que conlleva ese cargo.
Volviendo al término "militar de tomo y lomo", en cuanto al "lomo" (esta es mi propia interpretación), estamos frente a un experimentado jinete, maestro de equitación, lo cual demostró fehacientemente dirigiendo la Parada Militar montado en brioso caballo.
A todas estas experiencias, nuestro autor agrega su pasión por la historia, el patrimonio, la geopolítica y la ciencia política, lo que lo ha llevado a profundizar en estas materias en el ejército, en las universidades y en otros círculos. Este conjunto de vivencias creo que le da al autor una gran perspectiva para enfrentar la tarea que se impuso.
¿Qué incluye Marcos López en el relato que nos presenta?
El autor nos provoca desde el principio incorporando una frase de Jawaharlal Nehru, llamado el arquitecto de la India Moderna, primer ministro entre 1947 y 1964. Ubicada en la primera página esta dice: "No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared". Sería interesante publicarla más en Chile para que sea conocida.
Luego, en una primera parte, nos invita a remontarnos al pasado, y así desfilan en el relato hechos relevantes anteriores a la fecha que se estudia, como la revolución de 1891, el empleo de las fuerzas armadas en tareas de orden interior en las salitreras, la sublevación de la marinería y la pascua trágica en 1931 y las intervenciones militares hasta 1932 , las fuerzas armadas en los gobiernos radicales, la revolución cubana y su influencia en América Latina y, finalmente, una mirada al gobierno de Eduardo Frei Montalva.
Una segunda parte nos acerca más a los hechos de 1973. Se rememora la campaña presidencial de 1970, se nos muestra cómo eran los militares en esa época, también nos introduce el autor en los grupos armados que proliferan. Luego se revisa de forma resumida algunos hitos importantes del gobierno de la unidad popular, la particular atención del Presidente Allende por las Fuerzas Armadas, la colaboración de estas a su gobierno para terminar con un breve relato del Tanquetazo y la reacción de las fuerzas armadas ante este.
Una tercera parte nos sugiere si hubo influencias externas a la decisión militar. Para ello, nos conecta con Washington y su política con respecto a Chile, la influencia de la Escuela de las Américas, la posible participación de los políticos de oposición y lo que él llama el factor peruano, refiriéndose a la amenaza del revanchismo del gobierno de Velasco Alvarado. Esta misma parte nos conduce cada vez más al desenlace y vamos conociendo los aspectos de la planificación para una intervención militar. Se agregan señales de un respaldo jurídico y político que no había sido pedido, el pronunciamiento de la Corte Suprema, de la Contraloría General de la República, del Congreso Nacional, del Cuerpo de generales y almirantes, la Iglesia Católica y el Colegio de Abogados.
Finalmente, esta parte nos lleva secuencialmente desde el 27 de julio de 1973 por una serie ininterrumpida de eventos que culminaron con el 11 de septiembre. Se nos recuerda así el asesinato del edecán naval del presidente, el atentado terrorista al oleoducto de ENAP, las negociaciones fallidas entre Allende y Aylwin, el enfrentamiento entre el MIR y el regimiento Chacabuco, la renuncia del general Prats, el asesinato del subteniente Lacrampette Calderón, la manifestación de las mujeres, la escasez crítica de alimentos, el último encuentro Allende-Prats y el famoso discurso del senador Carlos Altamirano.
Una síntesis de estos contenidos nos hablan del impacto de la polarización política, de las reformas impulsadas por la Unidad Popular, de la intervención extranjera, la crisis económica, del descontento militar, el intento de infiltración de las Fuerzas Armadas , el clima de violencia política y la inconstitucionalidad de las acciones del gobierno.
Antes de adentrarnos en el pensamiento del autor sobre lo sucedido, es necesario reflexionar sobre la perspectiva histórica que existe para realizar estudios al respecto. En la actualidad, hay un mayor acceso a la información, la que arroja más luz sobre los detalles y motivaciones detrás del 11 de septiembre. También nos encontramos con un cambio generacional en el que las diferentes perspectivas pueden influir en la interpretación de los eventos. Esto puede aportar enfoques frescos y diferentes que ayuden a entender lo que pasó. Cabe mencionar que el 11 de septiembre ha tenido un impacto a largo plazo, por lo que, como manifiesta el autor, es necesario responder por qué sucedió y si pudo haberse evitado. La historiografía, o la manera en que se escribe la historia, ha evolucionado. Nuevos enfoques teóricos, metodologías de investigación y perspectivas interdisciplinarias pueden influir en cómo se interpreta y asigna significado a los eventos históricos. Desde esta perspectiva, la incorporación de la mirada militar con rigurosidad histórica se hace indispensable, como en este caso. También sabemos que, a lo largo de cinco décadas, la percepción pública ha ido cambiando. Los valores sociales se han modificado, hay nuevos movimientos culturales y la opinión pública evoluciona, lo que puede afectar la forma en que se ve un hecho histórico. En el transcurso de estas décadas, se han buscado procesos de reconciliación y verdad para abordar lo más traumático del proceso. Esto puede contribuir a una comprensión más profunda del significado de los eventos pasados y fomentar la paz social, si prima la idea de curar las heridas y buscar la unidad sobre la idea de la venganza y el rencor, como también lo advierte el autor.
Reflexiones
El libro llega a su fin con la intención de Marcos López de compartir con nosotros, sus lectores, sus reflexiones finales. Mi intención no es contarles el final del libro; por el contrario, incentivarlos a que busquen las respuestas que el autor propone. De allí, sobre la base de sus reflexiones, aparecerán las preguntas que se desea sean contestadas.
Una cita de Oscar Guillermo Garretón, líder del MAPU de esa época, en el libro, plantea que le han preguntado mil veces: "¿Pero cómo no advirtieron que eso podía ocurrir?" Su intento de respuesta ha sido: "Hay tiempos cuando el torrente te arrastra de manera incontenible en su carrera a un final que conoces, tratas de pararlo, pero es más poderoso que tú y luego intentas salvarte en alguna orilla, pero te arrastra nuevamente." Esta es una confesión interesante de la cual nace la pregunta, ¿le sucedió esto mismo a nuestros líderes políticos de la época.?
Una pregunta que pocos se hacen, entre ellos el autor es: ¿Cómo duró tanto el experimento de la Unidad Popular considerando las variables que hemos analizado? Voy a insinuar una respuesta al respecto. Creo que fue gracias a que las FFAA le dieron su apoyo al gobierno. Era teniente esos años y durante 1972, al igual que mis camaradas de armas, pasé el año acuartelado derribando barricadas de los camioneros y dirigiendo una línea de liebres y buses desde el Parque Cousiño, entre otras múltiples actividades que me mantuvieron muy lejos de mi casa. Les prometo que no participé ni supe de ninguna reunión subversiva, nuestra tarea era resguardar el orden.
El temor a una guerra civil era una fuerte sensación que existía en la época, la que se podría producir si se dividían las Fuerzas Armadas. El general plantea que el Tanquetazo (la rebelión del regimiento blindado 2) mostró una división en el Ejército, así como que los intentos de infiltración de la izquierda, absolutamente comprobados en el Ejército, Armada y Fuerza Aérea, podrían haber generado las condiciones para la organización de un bando que produjera un autogolpe al que se sumarían, por supuesto, los grupos paramilitares ya organizados con instrucción desde Cuba. La pregunta que intenta responder entonces es si la conformación de estas fuerzas antagónicas justificaba realmente la intervención militar ante el peligro de una guerra civil.
Los que vivimos en la época de la Unidad Popular creo que recordamos con claridad cómo, después de un primer año que prometía ciertas bondades, vimos cómo se fue deteriorando día a día la situación. El autor se pregunta si el presidente Allende pudo haber cambiado la dirección de su gobierno, que a todas luces nos llevaba al desastre económico, a un nivel de violencia inusitado y a una cada vez mayor ausencia del estado para resguardar el orden interno. La interrogante es por qué no lo hizo. ¿Fue por la excesiva confianza en su gestión y en las fuerzas armadas, porque había dos almas al interior del gobierno o por la permanente y fuerte influencia cubana? Leamos el libro para saber su respuesta. Ante ello, este recuerda una cita de Patricio Aylwyn advirtiendo a Salvador Allende: "Presidente, no se puede estar al mismo tiempo con Dios y con el diablo. Hay que definirse; usted no puede estar al mismo tiempo con Altamirano y la Marina."
En sus reflexiones, Marcos López recuerda algunas ideas recurrentes que se mantuvieron durante la conmemoración de los 50 años del 11 de septiembre. Nos cuenta de quienes señalaron que el golpe se empezó a preparar semanas antes que asumiera el Presidente Allende. Quienes así lo sugerían se referían al fallido secuestro del general Schneider, a la intervención norteamericana, al acercamiento de líderes de derecha y de la Democracia Cristiana a los mandos de las Fuerzas Armadas y, más tarde, a las incursiones de Patria y Libertad en los cuarteles. La pregunta que busca responder el autor es si efectivamente todos estos factores llevaron a las fuerzas armadas a adoptar la decisión que tomaron. Los que estábamos en los cuarteles no recibimos visitas de este tipo, aceptando que apenas éramos tenientes. Lo que sí recuerdo con absoluta nitidez son las advertencias de los oficiales más antiguos de no mezclarse en política, de no escuchar los cantos de sirena y que si las fuerzas armadas intervenían serían usadas y luego olvidadas y despreciadas. Por otro lado, nos llegaban insultos del público en general tratándonos de gallinas porque no derribábamos al gobierno nefasto que nos dirigía.
Ya pasados los cincuenta años, nos recuerda las incontables muestras de las Fuerzas Armadas para aportar a la reconciliación nacional con condenas a la violación de los derechos humanos durante el gobierno militar y en gestos de acercamiento a las víctimas. La pregunta que se hace es ¿lo han hecho las cúpulas de los partidos de izquierda por el grave fracaso de su proyecto.? ¿Lo han hecho los herederos de la derecha por los vínculos con Estados Unidos o por tratar de evitar la asunción de Allende al poder? ¿Ha habido una verdadera revisión histórica del PDC que reproche a sus dirigentes de antaño su quehacer durante y después de la Unidad Popular? Leamos el libro para conocer sus aprensiones.
Otra pregunta clave aparece es ¿se pudo haber evitado el golpe de estado?. Las reflexiones varían desde un no rotundo hasta una contundente respuesta afirmativa. Hay respuestas que provienen de distintos actores que apuntan a un fracaso de la clase política. Una falta de voluntad del gobierno de la Unidad Popular por enmendar el rumbo, una mayor fuerza en los contrapesos que significaban los otros poderes del estado para evitar los desbordes del cauce institucional, la renuncia a la política de los políticos que se inhibieron de su voluntad y de su capacidad negociadora, a la que se agrega, según algunos, que un plebiscito podría haber evitado el golpe. La respuesta que nos entrega el autor, que dejamos abierta, es por qué para los mandos de la época la intervención militar fue inevitable. Bienvenida esta obra editada por la Academia de Historia Militar, escrita por Marcos López Ardiles. Creo que su lenguaje directo y franco interpreta mucho a los militares que vivimos esa época. Su llamado no es perseverar en el odio y la venganza, sino, por el contrario, entender lo que pasó, cómo evitar que pase de nuevo y proyectar un futuro de entendimiento.
Palabras finales
La historia no tiene sentido sino sirve para la acción. Todo lo que se relata en este libro sirve a civiles y militares para construir un Chile mejor. Las generaciones que ya pasaron ven con gran preocupación el presente y el futuro. Debe ser dramático y frustrante para los políticos que lucharon por restaurar la democracia ver las corrientes refundacionales que desconocen su gran labor en la transición política. También lo es para los uniformados de ayer que siguieron a sus mandos en las difíciles circunstancias que vivimos y que luego también fueron artífices de la transición y que hasta hoy sufren los embates de la venganza y del odio. Hace muchos años atrás, cuando el cadete López llegó a su casa después del 11 de septiembre, muy ufano por haber sido aplaudido en la calle por una enfervorizada población, tuvo una fuerte vuelta a la realidad. Su abuelo, que fuera General Director de Carabineros de Chile entre 1952 y 1958, le dijo: "Acuérdese que no pasará mucho tiempo cuando esta misma gente que ahora los aplaude, mañana los tratará de gorilas."
La gran mayoría de los militares que participamos en el 11 de septiembre de 1973 lo hacíamos en primer lugar porque cumplíamos las ordenes de nuestros superiores, en segundo lugar porque estábamos convencidos que estábamos salvando a Chile y porque los esfuerzos que se habían hecho para evitar una intervención, habían resultado infructuosos. También porque sentíamos que la mayoría de la población y los otros poderes del Estado no vislumbraban otra solución. Existía el sentimiento generalizado que el último recurso al cual recurrir era lo que algunos denominaron la reserva moral de la nación, es decir sus Fuerzas Armadas. Para terminar es bueno recordar que significa ser militar. Según el Opúsculo de Santo Tomás de Aquino al rey de Chipre en 1266 los militares son los mil elegidos para defender la ciudad. No olvidemos que los despachos de oficial son todos firmados por el Presidente de la República como representante de la soberanía popular. Su tarea no es gobernar, es defender lo logrado. Para ello Santo Tomás nos recuerda que Sócrates y Platón, distinguieron en la ciudad cinco géneros de hombres, que son príncipes, consejeros, gente de guerra, artífices y labradores”. Es decir, no todos podían ser hombres de guerra, alguien tenía que gobernar, otros administrar, otros producir en el campo y la ciudad, para lograr sobrevivir. Los que han jurado rendir la vida si fuera necesario por la ciudad, la nación , la patria esperan siempre que los otros géneros de hombres cumplan a cabalidad su tarea.
El gobierno militar es parte de la Historia de Chile, como dijo Nehru, cambiar o esconder monumentos o cuadros no cambia la historia. Sus luces y sombras son parte de la experiencia de vida de los chilenos. La intervención militar en 1973 ha sido una excepción en nuestra larga tradición democrática, para que no se repita, este libro nos ayuda a recordar las lecciones aprendidas.
1 Comment
El golpe militar de 1973 fue inevitable, era ese hecho histórico como lo conocemos, es decir la intervención unida de las fuerzas armadas y Carabineros o era una sangrienta y fatídica guerra civil por la división de las FFAA. Investigué el periido 1965_1973 y publiqué el libro Chile 1973.