Estos hechos de armas se inscriben dentro de lo que fue la Guerra Civil de 1891, la última conflagración entre chilenos del siglo XIX, y también, por lejos, la más violenta.
Esta guerra tuvo un origen eminentemente político y dentro de la élite política y social que gobernó nuestro país durante la centuria decimonónica. El conflicto político venía desde décadas atrás, debido a las diferentes interpretaciones que se fueron dando al texto de la Constitución de 1933. Si entre los años 1831 y 1861, se dio preeminencia al Poder Ejecutivo por sobre el Poder Legislativo, entre 1861 y 1891 se dio un equilibrio político entre las figuras del Presidente de la República y del Congreso Nacional. Pero esto último no resolvió el conflicto.